“DIGAN LO QUE DIGAN LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS HAN SIDO MUY DUROS PARA MÍ. AHORA DUERMO ESTUPENDAMENTE”.
Sonriente, sencilla y cercana, así es Concepción Velasco Varona, conocida como Concha Velasco. Nacida un 29 de noviembre de 1939 en la provincia de Valladolid, su carrera como actriz, presentadora y cantante no ha cesado de cosechar grandes éxitos desde sus inicios.
Después de estudiar danza clásica y española se estrenó como bailarina con el nombre artístico de Lucrecia Velvar Prima Valeriana. Inició su carrera como actriz con tan solo 15 años en “La reina mora” (1954) y tras numerosos títulos en los que participó como actriz de reparto, llegaría su gran oportunidad en 1958 junto a Tony Leblanc en la película “Las chicas de la Cruz Roja”, bautizada como “chica ye-ye” durante décadas por su papel en “Historias de la televisión” (1955) supo utilizar su talento innato como pocos, y aprovechar cada una de las oportunidades que la vida le brindó hasta convertirse hoy en día en uno de los rostros más veteranos y queridos del panorama cinematográfico y televisivo actual.
Hay actores que dicen que el placer de estar en un escenario no puede compararse con nada, ¿estás de acuerdo?
Pues sí, yo muchas veces he dicho que la noche del estreno que es cuando ofreces la primera vez el espectáculo al público, como guste, la emoción del aplauso, yo lo comparo cuando he tenido un hijo, me lo han sacado y me lo han puesto en los brazos, es una burrada lo que estoy diciendo, pero es muy parecido a lo que tu me propones.
¿En la vida todo se aprende?
Yo creo que en la vida no se aprende nada, el día que se aprende se muere uno. Es un constante buscar, equivocarse…La gente que lo sabe todo es la que firma sentencias de muerte, no, es mucho mejor equivocarse. No te fíes tu de nadie que lo sabe todo y nunca se equivoca.
¿No te quita el sueño?
Yo he sido insomne desde que nací, tenía terror a la muerte. Ahora de un tiempo a esta parte, como vivo sola, he tenido que salir adelante muy duramente, digan lo que digan, los últimos cinco años han sido muy duros para mi, pues ahora duermo estupendamente. He conseguido volver a los hoteles a los que iba antes y dormir, y dormir en casa con la puerta abierta, dejando una llave fuera por si me muero que me encuentren fácil.
¿Cómo es su vida fuera de la escena?
Tengo muy poquita fuera de la escena porque vengo arreglada aquí a la rueda de prensa, luego me voy a comer, duermo la siesta, después al camerino, ensayo…Tengo poca vida privada, pero la que tengo es la que me gusta, la que me he buscado, estar con mi familia, me encanta. Mira, ayer yo estaba muerta, muy cansada, tenía que levantarme pronto para venir aquí, y llegó mi hijo mayor con su novia, y me dijo que me venían a buscar para llevarme al cine, y al final fui con ellos a ver Robin Hood, se sentaron a comer palomitas a mi lado, y eso para mi es la felicidad. Y antes de anoche me trajeron a mi nieto y lo dejaron a dormir en mi casa, ¡conmigo! Yo tenía que estudiar una serie que me han propuesto “Las chicas de hoy” para decir que si o que no, pero tú sabes lo que es sentir el calor de tu nieto que es la prolongación de la vida. Esa es la vida eterna.
¿De quién has heredado ese cutis maravilloso?
Pues de mi familia, mira en la cara tengo menos arrugas de las que me gustaría, que a veces me dicen qué te has metido, y en el cuello más de las que quisiera (Risas).
¿Te asusta la edad?
No, mientras no me falle la cabeza. Me asusta dar la lata, me asustaría tener un ictus, que es la enfermedad del momento quizás porque no nos cuidamos nada. Estamos con el colesterol que lo provoca tanto la comida como el estrés, el cansancio. Y eso lo que no me gustaría es dar la lata, cuando te mueres los tuyos que te lloren en la tumba, pero que no les queden problemas.
¿Empezamos a envejecer cuando perdemos la ilusión por vivir?
Sí pero la ilusión y la capacidad de admirar a los demás, eso es tremendo, el pasarte la vida hablando mal de los demás, que les tengas envidia, eso si que es un cáncer terminal, que yo afortunadamente no tengo.
¿Si volvieras a nacer serías actriz?
Es que no voy a volver a nacer, es que no se vuelve a nacer, ni se reencarna uno en otra cosa, lo único que existe es poder rectificar ya, mañana, o ahora mismo, pero no es posible, no lo sé.
Haciendo balance de tu vida, ¿en qué momento te encuentras?
En el mejor, siempre en el mejor, la mejor obra de teatro es la última que has estrenado, el mejor trabajo es el último, el mejor novio no tengo…pero el mejor momento este.
¿De qué te has liberado con la edad?
De mí misma, fíjate, yo no me he gustado nunca, no me gustaba físicamente, y ahora de repente veo películas y digo pero que tonta, chica si eras monísima. Y tampoco me gustaba cuando cumplí los 50, cuando cumplí los 60 me quería tomar siete botellas de whisky y un montón de pastillas, y tirarme por el balcón, y ahora estoy encantada. Yo creo que Dios me ha ayudado a reencontrarme. Estoy encantada.
Y para terminar, ¿eres feliz?
No, y Dios no lo quiera, no vaya a ser que me dé algo. El día que dices ¡ay qué bien estoy hoy!, te da un infarto, eso es por lo menos lo que te cuentan, no, no, yo quiero seguir sufriendo, deja. Yo tengo además, una cosa que se llama la factura, yo sé que cuando me he reído mucho me decía mi madre de pequeña, no te rías tanto hija mía que vas a llorar, y no falla. Ayer salí de mi casa, ¡ay qué contenta estoy, qué bien, qué estupendo! pues ya me han dado un disgusto en el AVE, que no te voy a contar cual, pero claro, esto es la vida. El día que todo esté bien, infarto.