Pepe Cobos es socio fundador de uno de los lugares más emblemáticos de Málaga, ‘El Pimpi’ y cuenta con fervor la magia que se respira en el lugar que se ha convertido en su templo. Es afable en el trato directo y te conquista al instante con su dialogo pausado, cargado de historia y tradición. Es malagueño de adopción, aunque como el mismo confiesa es en Málaga donde está su corazón, su vida y su pasión.
Años de historia y tradición definen lo que es hoy día la bodega ‘El Pimpi’ de la que lleva al frente 44 años junto a su socio Francisco Cobos, ¿Cómo pasan dos cordobeses a fundar uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad?¿Por qué en Málaga?
El destino. Íbamos abrir un negocio en Granada y ese día hacía muchísimo frío allí, así que decidimos venirnos a comer a Málaga. Aparcamos el coche justo en la esquina en la que está ubicada ‘El Pimpi’, lo que antes era la antigua carretera de Madrid. Y al poner los pies en la ciudad, pasaron tres chicas y nos piropearon. Eso nos demostró desde el primer instante la frescura del Mediterráneo y la hospitalidad malagueña. Uno de los patrimonios inmateriales de Málaga es ese abrazo de hospitalidad, esa grandeza que tienen todos los malagueños de abrazar a todo el mundo como gesto de recibimiento.
Llegamos y fuimos a comer a Antonio Martín, que para mí es el sitio de referencia gastronómica de toda la historia de Málaga. Y estando allí, le pidieron un autógrafo a Antonio Gala, que nos acompañaba aquel día. Nos preguntaron qué hacíamos allí y contamos que estábamos buscando un local. Rápidamente nos ofrecieron visitar uno que estaba en desuso por si era de nuestro interés, y ese lugar no era otro que ‘El Pimpi’. Por eso siempre digo que fue cosa del destino, porque ya habíamos aparcado sin saberlo justo en la puerta.
En aquel entonces ‘El Pimpi’ servía como un polvero, es decir, un sitio donde se guardaba los materiales de construcción. Pero solo con entrar nos dimos cuenta de la magia que se respiraba allí y el encanto que desprendía, lo que nos conquistó para siempre.
Antes fue un convento y una de las primeras salas de fiesta de la Costa del Sol. De hecho, conservan el nombre que tenía en aquel momento. ¿Cuál es el mayor encanto de ‘El Pimpi’?
‘El Pimpi’ fue una vía romana. La fuente que está en el patio es romana y se cree que viene de aquella época. En el 1700 aproximadamente, los Condes de Buenavista construyen esta casa para las caballerizas de Palacio y la parte de atrás, como vivienda de los mozos.
Posteriormente fue convento de clausura y después, la primera sala de fiestas de la Costa del Sol. ¡Fíjate que contrastes! Todavía hay una puerta en ‘El Pimpi’ que pertenecía a la habitación de castigo de las monjas. Ahora sirve para guardar los licores más preciados para nosotros.
Quizá sea ese su mayor encanto. La historia que hay detrás, los contrastes culturales que han formado parte de su historia, y esa magia de la que hablábamos antes y que hace tan especial este lugar.
Trabajo y constancia definen el trabajo diario por mantener este emblema malagueño, ¿Cómo es el equipo que hay detrás de la bodega?
Aquí somos todos iguales, nos saludamos todos los días a la entrada y a la salida. Somos un equipo que está conformado con muchísima ilusión. Cuando comenzó la crisis en el año 2007/2008 en ‘El Pimpi’ había de 10 a 15 trabajadores, y en plena crisis hemos crecido a 140. Eso no se ha hecho más que a base de milagros. Milagro tras milagro. No hay otra forma de explicarlo. Creo en los milagros y esto es uno de ellos.
Nos llena de satisfacción dar estabilidad económica a las 140 familias que trabajan en ‘El Pimpi’. Es nuestro mayor orgullo.
¿Cuáles son los grandes pilares de ‘El Pimpi’?
La cultura, la tradición y la gastronomía. Pero sobre todo, la cultura. Creemos que un pueblo sin cultura no es libre y es la base de cualquier pueblo.
¿Alguna vez se han planteado expandir el negocio?
No. A ‘El Pimpi’ le han ofrecido tener franquicias en casi todo el mundo y siempre nos hemos negado en rotundo. El último fue un ruso. Me dijo el gerente: “Pepe ha venido alguien interesado en comprar ‘El Pimpi’”. A lo que le contesté: ‘Bueno, pues no voy a reunirme con él. ‘El Pimpi’ no se vende, ‘El Pimpi’ no tiene precio”.
También vino hace algún tiempo un gobierno muy fuerte en el mundo que quería que ‘El Pimpi’ estuviese en su país. Nos decían que no sabíamos el dinero que tenían esos empresarios y les dije: “En ese país no hay dinero para comprar ‘El Pimpi’”.
En el mundo no hay dinero para comprar ‘El Pimpi’. ¿Se puede valorar cuanto se quiere a un hijo? ¿Cómo puedes venderlo?
Cuando nos hablan de franquicias, ¿Acaso se puede franquiciar la magia de la que hablamos? ‘El Pimpi’ lo han hecho los malagueños y será de Málaga para siempre. No saldrá de Málaga mientras Paco Campos y yo, que somos los socios fundadores, vivamos. Es único, y quien quiera visitar ‘El Pimpi’ tendrá que venir a Málaga.
Conferencias, presentaciones, mesas redondas…Hablar de ‘El Pimpi’ es hacerlo sobre todo de cultura. ¿En qué momento deciden diversificar hasta ese punto el papel de la bodega?
A los días de inaugurarlo presentaba Gloria Fuertes un recital de poemas en el Museo Municipal, actual Museo Picasso. Y fuimos a invitarla a ella y a los asistentes a tomarse una copa. Desde ese día Gloria Fuertes se enamoró de ‘El Pimpi’ y ‘El Pimpi’ de Gloria Fuertes. Y venía todos los días a recitar al patio de ‘El Pimpi’. En aquel momento estaba haciendo un curso de filología para extranjeros en la Facultad de Económicas, cuando todavía no había Universidad de Málaga y se convirtió en un clásico que pasó a llamarse ‘Viernes de Gloria’.
Así empezó lo cultural. Tenemos incluso un mosaico que agradece a todos los que han hecho posible la cultura en ‘El Pimpi’, desde pintores hasta escritores y músicos. Desde Alfonso Canales, Antonio Gala, Rafael Pérez Estrada…ellos son los que han hecho ‘El Pimpi’.
También ha sido escenario de rodajes, como ya lo fue con la película ‘El Camino de los Ingleses’ dirigida por Antonio Banderas, ¿Qué relación le une a él?
Bueno Antonio Banderas es parte de ‘El Pimpi’. Era cliente cuando estaba estudiando en el teatro antes de irse para Madrid y nos une una relación de toda la vida. Él nos tiene tanto cariño como nosotros se lo tenemos a él.
Además es embajador de Málaga y al embajador de Málaga, que lo hace desinteresadamente, no se le puede negar nada.
Por las bodegas han desfilado personalidades como Carmen Thyssen, la Duquesa de Alba o la familia Picasso. De todos los que han venido a visitar ‘El Pimpi’, ¿De quién guarda mejor recuerdo?
De todos, absolutamente de todos guardo un recuerdo precioso porque han dejado su impronta y su cariño. Hay un periodista, Pedro Luis Gómez que decía que ‘El Pimpi’ era el santuario de la Baronesa Thyssen. La familia Picasso quiso tener una sala para su abuela. Todos los museos de Málaga se han inaugurado en ‘El Pimpi’; El Museo Picasso, el Museo Carmen Thyssen, El Museo Ruso, El Museo Pompidou…Todos se han inaugurado aquí. Por eso la apuesta por lo cultural es tan importante.
‘El Pimpi’ es Málaga. Se palpa en la variedad de público que acoge durante todo el día. Háblanos de esta riqueza cultural.
La riqueza cultural se respira en las reuniones tan dispares que se organizan, en todos los salones y de manera muy diversa. Por ejemplo, “Amigos de la Música”, “Amigos del Teatro”, “Amigos de la Ópera”, “Los lunes de ‘El Pimpi’”…
Le hemos puesto el pin de plata a muchísimas personalidades de referencia. Tenemos relación y colaboramos con tantas actividades culturales que es justo ahí donde reside la riqueza de este lugar. Ponemos a disposición ‘El Pimpi’ a cualquier asociación que llame a nuestra puerta, de hecho, colaboramos con más de 100 habitualmente.
Tras tantos años de trabajo constante, ¿Cómo definiría en el ámbito profesional?
Como un tabernero romántico.
Su ciudad natal es Córdoba aunque es malagueño de adopción ¿Tiene pensamiento de regresar alguna vez al lugar que le vio nacer? ¿Qué le enamora de cada ciudad?
Vuelvo todos los años de visita y me emociono cada vez que regreso pero mi tierra es Málaga.
Me enamoró de esta ciudad su hospitalidad, su libertad y en el escudo de la bandera pone ‘La Málaga benéfica’ que para mí es benéfica y solidaria. Eso es lo que me atrapó de ella. Soy un amante de Málaga y soy correspondido por Málaga.
El pasado año me nombraron abandero de Málaga, y llevar la bandera de la ciudad desde nuestro Ayuntamiento hasta los pies de nuestra patrona la Virgen de la Victoria fue el mejor regalo. Es difícilmente explicable, hay que vivirlo.
Me decían: ¡Oye de dónde has sacado las fuerzas! Y no lo sé, pero no tuve ni agujetas del orgullo y la ilusión. Es para mí algo muy grande. Normalmente cuando acaba el acto la bandera vuelve siempre a la asociación del Centro Histórico pero en esta ocasión los Hermanos de la Virgen de la Victoria dijeron que no, que se quedaba allí. Así que este año por primera vez esa bandera ha acompañado a la Virgen de la Victoria en su camino desde la Basílica hasta la Catedral.
Para mí no hay mayor orgullo y satisfacción que ver como la Hermandad de la Victoria la ha hecho suya.
¿Cuáles son los grandes referentes culturales de Pepe Cobos?
En sí, la cultura en general. Desde mi punto de vista la forma en la que entiendo la cultura es muchísimo más amplia. La agricultura es cultura, y de la agricultura y el campo han salido todas las tradiciones que son cultura también. Es un término muy amplio que va más allá del concepto que tenemos de ella.
La cultura es desde sembrar una semilla, a una rama, a un surco. ¡Eso es cultura! Independientemente del pintor, del escritor, y de todas las artes, que por supuesto lo son.
¿Cómo dibuja el futuro de la bodega ‘El Pimpi’?
El futuro de ‘El Pimpi’ me lo imagino cada día más fuerte porque las nuevas generaciones están enamorados de este lugar, con la misma filosofía que nosotros. Y sobre todo, porque el malagueño sigue creyendo en él y mientras Málaga sigue apostando por este lugar, los cimientos seguirán fuertes.
Texto: Fátima Burgos | Fotografías: Lorenzo Carnero – Agencia Punto Press