Cuando Celia Villalobos, resultó elegida alcaldesa de Málaga, mi ciudad natal, me encontraba trabajando en México, y tengo que decir al respecto que una amiga mía me llamo para comunicarme la noticia, pues sabía que la estaba esperando impaciente.
Los malagueños necesitábamos ver una nueva cara en la alcaldía. Después de tantos años y algunas decepciones con Pedro Aparicio, anterior alcalde de la ciudad, me alegré mucho de la elección de Celia y así se lo hice saber desde tierras aztecas.
Con motivo de mi “I Retrospectiva” en la acreditada Galería Nova de Málaga, en octubre de 1995, pensé que sería una buena idea que presidiera la muestra, un retrato de la flamante alcaldesa, primera mujer en la historia de Málaga que ostenta este cargo, así que después de pensarlo, me comuniqué con su secretaria y pedí audiencia para ir a verla al Ayuntamiento.
Ya tuve la oportunidad de conocerla anteriormente en Madrid y desde el primer momento observé en ella un gran temperamento y una vitalidad fuera de lo común.
Esta mujer resuma energía por los cuatro costados y eso lo expresan muy bien las ventanas que nos ponen en contacto con el alma, que son los ojos.
Cuando me volví a encontrar con ella en su despacho de la alcaldía encontré a Celia más serena, quizá porque el poder da asentamiento y seguridad, a pesar de que las cosas no las ha tenido fácil, tal vez por ser mujer, mucho menos. También en la política las procesiones van en muchos casos por dentro y de la diplomacia, se hace una de las mejores virtudes.
De todas maneras hay que destacar que la presencia de la Villalobos impone.
Su lado masculino aniquila a veces la ternura e ingenuidad de su mirada, pero esto también forma parte de ella, aunque por el puesto que ocupa lo trasluzca mínimamente.
El retrato que presento para esta ocasión lo pinté como encargo del Ministerio de Sanidad de Madrid, fui elegido por la propia Celia para dejar constancia, en la ‘Galería de los Retratos de los Ministros’, de su paso por allí.
Busqué en él su lado femenino más marcado y creo que conseguí hacer de ella una auténtica “star” sin perder el gesto de mujer ejecutiva.
Son tres veces las que he tenido el gusto de retratar a una mujer que con el tiempo gana como los buenos vinos sin perder jamás su aire popular. Celia Villalobos o como le dirían a otra Celia mítica de antaño, Celia Gámez, ella es “la Celia”.
RETRATO DE CELIA VILLALOBOS
Óleo sobre lienzo, 2003
Ministerio de Sanidad
Obra de Antonio Montiel